Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Like IV

Recuerdan que en la relatoría anterior les comenté que una red social rival ayudó a darle vida al demoniaco botón. Era FriendFeed. Esta red social, madre del pequeño demonio en ciernes, se lanzó en octubre de 2007, con la implementación real del botón “Like”. Desde 2005 Vimeo había utilizado ese botón con el corazón, que cambió por un smiley sonriente debido a las protestas de empleados cansados de ver corazoncitos todo el día, ebrios de tanto melodrama.

Para Facebook, estas cosas pasaron casi inadvertidas, aunque continuaron trabajando hasta tener la propuesta lista para lanzarla, pero una revisión de Zuckerberg, en lo sucesivo Zuck, no confundir con Suck, evidenció dudas. No quedaba claro si esa interacción era pública o privada y si al final el “Like” terminaría por consumir el “Share” (“Compartir”). Otra vez se detuvo el proceso, pero el pequeño demonio ya era inmortal, ya rondaba las sinuosidades oscuras de cerebros que terminarían por parirlo.

Después de la revisión, la característica apareció de forma errónea en Facebook. Algunos usuarios hablaron de ella y Facebook la integró en pruebas a pequeña escala que permitían dar comentarios positivos y negativos, pero de forma privada. Si alguien le daba “Like”, los demás no se enteraban (Así qué gracia). Otra vez el proyecto no arrancaba. En el 2008 cayó en manos de Jonathan Pines, Jared Morgernstern y de Soleio Cuervo, responsables de un proyecto maldito que siempre se estancó en las revisiones de Zuck. El avance era clave: el botón “Like” aumentaba el número de comentarios ya que se usaba como una señal para redistribuir las noticias o posts, alimento para el infausto demonio, actos efímeros que lo fortalecen. El nivel de espíritus satisfechos, elogiados, aumentó, y Zuck, que no Suck, comprendió que era el primer paso para que consumieran más, de lo que fuera. Tal vez una idea le dio vueltas en la cabeza: si la gente consume, algo ganaré.

IP guardó silencio cuando terminó su exposición de lo que llamó, la primera parte de su investigación. Miró la cara de cansancio en los miembros de la CREPC y prometió que en la siguiente parte sería más breve. Lo cierto, concluyó, es que ese demoniaco botón ha tenido un impacto enorme, como si un cometa, con un virus extraño, hubiera chocado contra la tierra y liberado su infausta carga.

También te puede interesar

EL REGRESO

EL REGRESO Pensé que era un fantasma. Estaba recostada al

CAMPEONA

CAMPEONA -Tráigame la otra, suegrita –dijo Rubén. En la pantalla,

González

González Lo primero que vio González al abrir los ojos

Inocencia

Inocencia     La abuela dejó de mecerse y la silla